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P. Francisco J. Rebollo Leòn SIERVOS DEL DIVINO AMOR

martes, 31 de enero de 2023

1 DE FEBRERO SANTA BRÍGIDA DE IRLANDA RELIGIOSA FUNDADORA

 SANTA BRÍGIDA DE IRLANDA


RELIGIOSA FUNDADORA




Patrona de Irlanda junto con San Patricio y Santa Columba.


Su padre es un jefe irlandés y su madre una sirvienta. Ya de muy joven Brígida respondió a la llamada del Señor a la vida religiosa. 

Era muy generosa con los pobres. A los 20 años fundó el primer convento de Irlanda en Kildare. Se hizo famoso como lugar de devoción y formación. Santa Brígida vio el necesario vínculo entre lo fe y el intelecto. 

Se le conoce como patrona de los lecheros por un incidente de su juventud: Su madre le dio dinero para comprar mantequilla. En vez, ella le dio el dinero a un pobre en el camino. En otra ocasión, ya de mayor, Santa Brígida le dio agua a un pobre y esta se convirtió en leche.

Las numerosas "vidas" de Santa Brígida escritas por sus compatriotas en los cuatro primeros siglos después de su muerte, no ofrecen material para una relación completa de su vida. Sin embargo, no cabe duda que hay que contarla entre los santos más grandes y venerados, cuya virtud ha dado gloria a Irlanda ayudado, al menos indirectamente, a la cristianización de Europa. Los vivos recuerdos conservados en el corazón del pueblo, llevan un extraordinario espíritu de caridad. La mayoría de los numerosos y fantásticos milagros que figuran en las crónicas de su vida fueron su respuesta a súplicas que provocaron su compasión o despertaron su sentido de justicia. Sacaríamos una conclusión completamente falsa si pensáramos, como muchos lo han hecho, que siendo tan increíbles los incidentes que de ella se refieren, la existencia de la santa es un mito. El pueblo irlandés, más que otros, es imaginativo y entusiasta y, en consecuencia, muy celoso de sus objetos de veneración. Hubiera parecido como rebajar su dignidad el apuntar sólo cosas ordinarias y posibles de la que llaman "la María de los irlandeses," a quien consideraban como patrona de todas las buenas irlandesas. Así como a San Patricio y a otros héroes menores de la santidad se atribuyeron extrañas maravillas, así no le podía faltar a ella su corona: pues ¿no eran Patricio y Brígida "las columnas de Irlanda"? No valía la pena un relato de hechos prosaicos; en otras palabras, éstos eran indignos de una persona tan excelsa. Es importante que nos demos cuenta clara de esta curiosa mentalidad, si no queremos confundirnos con las extravagancias que abundan en colecciones como la de Plummer "Bethada Náem Erenn" o en el "Book of Lismore." Análoga precaución hay que tener con toda la hagiografía medieval; pero especialmente en las leyendas trasmitidas por los celtas. Había que relatar maravillas y prodigios heroicos; y si faltaban, el escritor sufría el castigo de ver que su obra era despreciada por rancia e inútil. Este gusto por lo sensacional entre almas sencillas y candidas, explica por qué en la primitiva hagiografía, por cada manuscrito de las "acta sincera," o informes verídicos sobre el martirio, poseemos otros cincuenta, con tantas deformaciones y ornamentos, que bien podían pasar por una novela.

Así pues, lo que podemos afirmar con certeza, respecto a la vida de Santa Brígida, es realmente poco. Probablemente nació a mediados del siglo quinto en Faughart, cerca de Dundalk. Es indudable que desde temprana edad se consagró a Dios; pero parece muy dudoso que haya recibido el "velo" de manos de San Maccaille en Mag Teloch y que haya sido consagrada por San Mel en Ardagh. La dificultad aumenta por la glosa añadida al himno de San Broccan: "San Mel le confirió la dignidad de obispo," y por ello la sucesora de Brígida "tiene derechos y honores episcopales." El P. John Ryan discute el problema en Irish Monasticism, y concluye que esta historia fue el resultado de los honores excepcionales, tradicionalmente tributados a la sucesora de Santa Brígida en Kildare, y que en algunos aspectos pueden compararse con los que se tributan a los obispos en la Iglesia." Pero es bastante extraño, que fuera del relato de Cogitosus, no se insista en las "vidas" de la santa en la fundación del monasterio de Kildare; tanto más, cuanto que dicha fundación parece haber sido el gran hecho histórico de su carrera, y que en cierto sentido la convirtió durante muchos siglos en la madre ejemplar de las vírgenes irlandesas.

Quizá nos demos cuenta del tono general de las "vidas" primitivas, con algunos párrafos de las lecciones del Breviarium Aberdónense.

Santa Brígida, a quien Dios previo y predestinó para que creciera a semejanza suya, nació de noble familia escocesa, i.e. irlandesa; su padre fue Dubthac y su madre Brocea, y desde su niñez progresó en todo bien. Esta doncella elegida por Dios, muy juiciosa y llena de sabiduría, siempre buscó lo más perfecto. Su madre la enviaba a recoger la mantequilla que hacían las mujeres con la leche de las vacas y ella se la daba toda a los pobres. Cuando las demás volvían con la carga, la joven trataba de restituir el producto que había tomado y, con tierna confianza, volvía su corazón al Señor y le pedía, por intercesión de su Madre, que devolviese la mantequilla con creces. A su debido tiempo, cuando sus padres desearon que contrajera matrimonio, hizo voto de castidad; lo hizo en presencia de un santo obispo y tocó con la mano el pilar de madera sobre el cual se apoyaba el altar. En memoria de la acción de esa joven, hace largos años esa madera permanece todavía verde, y como si no hubiera sido cortada y despojada de su corteza, florece en sus raíces y sana a innumerables tullidos.

Santa y fiel como era, viendo Brígida que se acercaba el tiempo de sus esponsales, pidió al Señor le enviara alguna deformidad para frustrar la importunidad de sus padres: se le reventó un ojo y se le derramó por dentro. Y así, habiendo recibido el santo velo, Brígida, junto con otras vírgenes consagradas, permaneció en la ciudad de Meatr, donde Nuestro Señor, por su intercesión, se dignó obrar muchos milagros. Curó a un extranjero por nombre Marcos; proporcionó cerveza de un solo barril a dieciocho iglesias, y la bebida alcanzó desde el Jueves Santo hasta el fin del tiempo pascual. A una mujer leprosa que le pedía leche, le dio agua fría, porque no tenía otra cosa; el agua se convirtió en leche, y cuando la mujer la hubo bebido, quedó sana. Curó a un leproso y dio vista a dos ciegos. Una vez cuando iba de viaje para acudir a un llamado urgente, al cruzar un arroyo se resbaló y se hirió en la cabeza; con la sangre que manó de la herida dos mujeres mudas recobraron el habla. Un buen día, a un criado del rey se le cayó de las manos una preciosa vasija y se rompió; para que no lo castigaran, Brígida la compuso totalmente.

Entre éstas y muchas otras extravagancias parecidas, hay algunas hermosas leyendas; especialmente la que se refiere a una monja ciega, Dará, cuyo relato no podrá hacerse mayor que con las propias palabras de Sabire Baring-Gould:

Una tarde, al ponerse el sol, Brígida estaba sentada con la hermana Dará, una santa monja, que estaba ciega: hablaban del amor de Jesucristo y de los gozos del paraíso. Sus corazones rebosaban en tal forma, que la noche voló mientras conversaban y no se dieron cuenta de que habían pasado muchas horas. Entonces salió el sol tras las montañas de Wicklow, y su luz pura y blanca vino a iluminar y a alegrar la faz de la tierra. Brígida suspiró al ver la hermosura del cielo y de la tierra: sabía que los ojos de Dará estaban cerrados a toda esta belleza. Inclinó entonces la cabeza y rezó; extendió su mano e hizo la señal de la cruz sobre las apagadas órbitas de la dulce hermana. Entonces cesó la oscuridad, y Dará vio la esfera dorada en el oriente y los árboles y las flores, que brillaban, con el rocío a la luz de la mañana. Se quedó mirando un instante y luego, volviéndose a la abadesa le dijo: "querida Madre, le ruego vuelva a cerrar mis ojos, porque cuando el mundo está así de visible a los ojos, el alma ve menos claramente a Dios." Entonces Brígida oró una vez más, y los ojos de Dará volvieron a obscurecerse.

Poco o nada digno de confianza sabemos de la gran fundación religiosa en Kill-dara (el templo del encino) y de la regla ahí practicada. Se supone generalmente que era un "monasterio doble," i.e., incluía hombres y mujeres, pues tal era la práctica común entre los celtas. Es muy posible que Santa Brígida presidiera ambas comunidades, y no sería caso único. Pero el texto de las reglas —en la Vida de San Kieran de Clonmacnois se menciona la "regula Sanctae Brigidae"— no parece haber sobrevivido. Más de seis siglos después, Giraldus Cambrensis coleccionó algunas curiosas tradiciones referentes a esta fundación. Dice, por ejemplo: "En Kildare de Leinster, renombrado por la gloriosa Brígida, hay muchas maravillas dignas de mención. Principalmente el fuego de Brígida, que llaman inextinguible; no porque no se pueda apagar, sino porque las monjas y santas mujeres alimentan y avivan el fuego tan ansiosa y puntualmente, que desde la época de la virgen, ha permanecido encendido durante siglos y nunca se han acumulado cenizas, aunque en tanto tiempo se haya consumido tan grande cantidad de madera. En tiempos de Brígida, veinte monjas servían aquí al Señor. Ella era la vigésima y cuando gloriosamente partió, quedaron diecinueve y no han pasado de ese número. Los monjas se van turnando cada noche para cuidar el fuego, y cuando llega la vigésima noche viene la última doncella y colocando suficiente leña dice: "Brígida, cuida ese fuego tuyo, porque a ti te toca esta noche." Y por la mañana encuentran el fuego todavía encendido y el combustible consumido en la forma acostumbrada. El fuego está rodeado por una valla circular de arbustos, dentro de la cual ningún hombre entra, y si alguno se atreviera a entrar, como algunos temerarios lo han intentado, no escapa de la venganza divina."

Esta es la historia a la cual aludió el poeta Tom Moore cuando escribió:

La lámpara rutilante que alumbró el santo templo de Kildare, ardió constante a través de las edades de sombras y tormenta.

Pero no obstante que el material legendario predomina, es inconfundible el entusiasmo que la memoria de Santa Brígida suscitó entre sus paisanos. No sería fácil encontrar algo más fervoroso en su expresión que las rapsodias del "Book of Lismore":

Todo lo que Brígida pedía al Señor se lo concedía inmediatamente. Pues todo su deseo era: socorrer al pobre, aliviar cualquier pena y ayudar a todos los desvalidos. Ahora bien, nunca hubo mujer más tímida o más modesta, más dulce o más humilde, más juiciosa o que tuviera una más armoniosa proporción en todo que Brígida. Nunca se lavaba ni las manos, los pies o la cabeza, delante de otras personas. Nunca miró rostro de hombre alguno. Nunca hablaba sin sonrojarse. Era abstemia, inocente, piadosa, paciente; se gozaba con los mandamientos de Dios; era firme y humilde, perdonaba y amaba; era un estuche consagrado para guardar la sangre y el cuerpo de Cristo; era templo de Dios. Su corazón y su mente formaban un trono para que descansara el Espíritu Santo. Tenía puesto su corazón por entero en Dios; compadecía a los desgraciados, era pródiga en milagros y maravillas. Por todo esto, su nombre en medio de las cosas creadas, es Paloma entre los pájaros, Viña entre los árboles, Sol entre las estrellas. El padre de la santa virgen, es el Padre Celestial; su hijo es Jesucristo; su aliento (quien la alienta y la nutre) es el Espíritu Santo. Por eso, esta santa virgen ejecuta tan grandes prodigios e innumerables milagros. Ella es quien ayuda a todos los que están en aprietos y peligros, la que disminuye las pestes; la que calma la ira y la borrasca del mar. Es la profetiza de Cristo; la reina del sur; la María de los gaélicos (celtas).

Pero el lenguaje de otros escritores nativos de época más primitiva es aún más novelesco. Probablemente comprendemos muy poco de la psicología gaélica para estar bien ciertos del verdadero significado de las frases que encontrarnos en documentos como el Himno de San Brocean, pero nuestros traductores dan a entender que, realmente, se identificaba a Brígida con la Santísima Virgen María. Por ejemplo leemos:

Brígida madre de mi supremo rey (de mi Altísimo Rey) del reino de los Cielos, nació superior en todo.

Es posible que algunos ecos de la primitiva mitología pagana se mezclaran con todo esto porque Brig parece haber sido una abstracción que significa "valor" o "poder" y se personificaba como una diosa, particularmente asociada con el culto al fuego el 1° de febrero. Esto pudiera ser la causa de algunos de los detalles en la descripción de Kildare en la obra de Giraldus, ya citada anteriormente; pero todo el tema está envuelto en la más profunda oscuridad. De acuerdo con Charles Plummer (VSH., vol. I, p. 136), "el nombre de Brígida tiene una etimología caprichosa: "breosaiget" significa flecha ardiente y por cierto que su leyenda expone muchos rasgos de esta naturaleza. Además Brígida tiene homónimo pagano, como por ejemplo, "Erigid banfiéle," es decir la poetisa —madre de las tres edades de la poesía. Esta identidad entre los nombres es buena ocasión para la transferencia de mitos."

En tiempos antiguos se veneraba mucho a Santa Brígida en Escocia y también en aquellas partes de Inglaterra, más directamente en contacto pon influencias celtas. Hay varios lugares en Galos, llamados Blansantffraid, Iglesia de Santa Brígida. En Irlanda, las iglesias a ella dedicadas son innumerables; en Inglaterra sabemos de diecinueve que le fueron consagradas antes de la Reforma. La mayoría de éstas se encuentran en la parte occidental del país, pero hay una iglesia famosa en Londres, la de Santa Brígida, en Fleet Street. Bridewell, originalmente un palacio real, parece haber adquirido su nombre por su contigüidad a la iglesia de Santa Brígida. Su fiesta se observa en toda Irlanda, Gales, Australia y Nueva Zelandia.

Las biografías primitivas de Santa Brígida, escritas en latín fueron editadas por Colgan, en sus Trias Thaumaturga, incluyendo la de Cogitosus, que entre la mayoría es la que más se acerca a una biografía propiamente dicha. En los Proceedings of the R. Irish Academy, vol. XXX, (1912), pp. 307 ss., Esposito ha dado razones para pensar que Cogitosus escribió allá del 620 al 680. El himno panegírico de San Brocean está impreso en la Irish Liber Hymnorum de la Henry Bradshaw Society, vol. II p. 193. Canon O´Hanlon en LIS., vol. II, dedica más de 200 pp. a Santa Brígida, y también se encuentra una relación completa en LBS., vol. I pp. 264-288. Véase también The Book of Lismore (ed. Whitley Stokes); J. Ryan, Irish Monasticism (1931), pp. 134-136, 179-184; Alice Curtayne, Saint Brigid of Ireland (1933); F. O. Briain, Sí. Erigid, her Legend, History and Cult, (1938); y la obra The Old Irish Life of St. Brigid por M. A. O"Brien en Irish Historical Studies, vol. I (1938-1939), pp. 121-134, sobre el culto de Brígida en Suecia, véase, Analecta Bollandiana, vol. LXI (1943), pp. 108-116. Cf. L. Guogaud, Christianity in Celtic Lands (1932)

lunes, 30 de enero de 2023

31 DE ENERO SAN JUAN BOSCO SACERDOTE FUNDADOR

 SAN JUAN BOSCO 


SACERDOTE FUNDADOR






Giovanni Melchior Bosco Ochienna conocido simplemente como Don Bosco es un santo italiano. Fundador de las tres ramas de la Familia Salesiana: Sociedad de San Francisco de Sales (Congregación Salesiana), Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y Asociación de Salesianos Cooperadores.

Juan Melchor nace en 1815, junto a Castelnuovo, en la diócesis de Turín. Era el menor de los hijos de un campesino piamontés. Su niñez fue muy dura. Su padre murió cuando Juan tenía apenas dos años y medio. La madre, Margarita, analfabeta y muy pobre, pero santa y laboriosa mujer, que debió luchar mucho para sacar adelante a sus hijos, se hizo cargo de su educación.

El primero de sus 159 sueños proféticos

A los nueve años de edad, un sueño que el rapazuelo no olvidó nunca, le reveló su vocación. Más adelante, en todos los períodos críticos de su vida, una visión del cielo le indicó siempre el camino que debía seguir.

En aquel primer sueño, se vio rodeado de una multitud de chiquillos que se peleaban entre sí y blasfemaban; Juan Bosco trató de hacer la paz, primero con exhortaciones y después con los puños. Súbitamente apareció Nuestro Señor y le dijo: "¡No, no; tienes que ganártelos con la mansedumbre y el amor!" Le indicó también que su Maestra sería la Santísima Virgen, quien al instante apareció y le dijo: "Toma tu cayado de pastor y guía a tus ovejas". Cuando la Señora pronunció estas palabras los niños se convirtieron primero, en bestias feroces y luego en ovejas.

Una gran cualidad: su interés por la salvación de la juventud

El sueño terminó, pero desde aquel momento Juan Bosco comprendió que su vocación era ayudar a los niños pobres, y empezó inmediatamente a enseñar el catecismo y a llevar a la iglesia a los chicos de su pueblo. Para ganárselos, acostumbraba ejecutar ante ellos toda clase de acrobacias, en las que llegó a ser muy ducho. Un domingo por la mañana, un acróbata ambulante dio una función pública y los niños no acudieron a la iglesia; Juan Bosco desafió al acróbata en su propio terreno, obtuvo el triunfo, y se dirigió victoriosamente con los chicos a la misa. 


La alegría de Don Bosco

Los muchachos de la calle lo llamaban: ‘Ese es el Padre que siempre está alegre. El Padre de los cuentos bonitos’. Su sonrisa era de siempre. Nadie lo encontraba jamás de mal humor y nunca se le escuchaba una palabra dura o humillante. Hablar con él la primera vez era quedar ya de amigo suyo para toda la vida. El Señor le concedió también el don de consejo: Un consejo suyo cambiaba a las personas. Y lo que decía eran cosas ordinarias.

Durante las semanas que vivió con una tía que prestaba servicios en casa de un sacerdote, Juan Bosco aprendió a leer. Tenía un gran deseo de ser sacerdote, pero hubo de vencer numerosas dificultades antes de poder empezar sus estudios. A los dieciséis años, ingresó finalmente en el seminario de Chieri y era tan pobre, que debía mendigar para reunir el dinero y los vestidos indispensables.

El alcalde del pueblo le regaló el sombrero, el párroco la chaqueta, uno de los parroquianos el abrigo y otro, un par de zapatos. Después de haber recibido el diaconado, Juan Bosco pasó al seminario mayor de Turín y ahí empezó, con la aprobación de sus superiores, a reunir los domingos a un grupo de chiquillos y mozuelos abandonados de la ciudad.

San José Cafasso, sacerdote de la parroquia anexa al seminario mayor de Turín, confirmó a Juan Bosco en su vocación, explicándole que Dios no quería que fuese a las misiones extranjeras: "Desempaca tus bártulos --le dijo--, y prosigue tu trabajo con los chicos abandonados. Eso y no otra cosa es lo que Dios quiere de ti".

El mismo Don Cafasso le puso en contacto con los ricos que podían ayudarle con limosnas para su obra, y le mostró las prisiones y los barrios bajos en los que encontraría suficientes clientes para aprovechar los donativos de los ricos.

El primer puesto que ocupó Don Bosco fue el de capellán auxiliar en una casa de refugio para muchachas, que había fundado la marquesa di Barola, la rica y caritativa mujer que socorrió a Silvio Pellico cuando éste salió de la prisión. Los domingos, Don Bosco no tenía trabajo de modo que podía ocuparse de sus chicos, a los que consagraba el día entero en una especie de escuela y centro de recreo, que él llamó "Oratorio Festivo".

Pero muy pronto, la marquesa le negó el permiso de reunir a los niños en sus terrenos, porque hacían ruido y destruían las flores. Durante un año, Don Bosco y sus chiquillos anduvieron de "Herodes a Pilatos", porque nadie quería aceptar ese pequeño ejército de más de un centenar de revoltosos muchachos.

Cuando Don Bosco consiguió, por fin, alquilar un viejo granero, y todo empezaba a arreglarse, la marquesa, que a pesar de su generosidad tenía algo de autócrata, le exigió que escogiera entre quedarse con su tropa o con su puesto en el refugio para muchachas. El santo escogió a sus chicos.


Oratorios, escuelas, talleres...

En esos momentos críticos, le sobrevino una pulmonía, cuyas complicaciones estuvieron a punto de costarle la vida. En cuanto se repuso, fue a vivir en unos cuartuchos miserables de su nuevo oratorio, en compañía de su madre, y ahí se entregó, con toda el alma, a consolidar y extender su obra. Dio forma acabada a una escuela nocturna, que había inaugurado el año precedente, y como el oratorio estaba lleno a reventar, abrió otros dos centros en otros tantos barrios de Turín.

Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los niños abandonados. Al poco tiempo, había ya treinta o cuarenta chicos, la mayoría aprendices, que vivían con Don Bosco y su madre en el barrio de Valdocco. Los chicos llamaban a la madre de Don Bosco "Mamá Margarita".

Con todo, Don Bosco cayó pronto en la cuenta que todo el bien que hacía a sus chicos se perdía con las malas influencias del exterior, y decidió construir sus propios talleres de aprendizaje. Los dos primeros: el de los zapateros y el de los sastres, fueron inaugurados en 1853.


Crece la familia

El siguiente paso fue construir una iglesia, consagrada a San Francisco de Sales. Después vino la construcción de una casa para la enorme familia. El dinero no faltaba, a veces, por verdadero milagro. Don Bosco distinguía dos grupos entre sus chicos: el de los aprendices, y el de los que daban señales de una posible vocación sacerdotal. Al principio iban a las escuelas del pueblo; pero con el tiempo, cuando los fondos fueron suficientes, Don Bosco instituyó los cursos técnicos y los de primeras letras en el oratorio.

En 1856, había ya 150 internos, cuatro talleres, una imprenta, cuatro clases de latín y diez sacerdotes. Los externos eran quinientos. Con su extraordinario don de simpatía y de leer los corazones, Don Bosco ejercía una influencia ilimitada sobre sus chicos, de suerte que podía gobernarles con aparente indulgencia y sin castigos, para gran escándalo de los educadores de su tiempo.


Veía en sueños el estado exacto de la conciencia de sus discípulos y después los llamaba y les hacía una descripción tan completa de los pecados que ellos habían cometido, que muchos aclamaban emocionados: "Si hubiera venido un ángel a contarle toda mi vida no me habría hablado con mayor precisión" .

Se gana de tal manera el cariño de los jóvenes, que es difícil encontrar en toda la historia de la humanidad, después de Jesús, un educador que haya sido tan amado como Don Bosco. Los jóvenes llegaban hasta pelear unos contra otros afirmando cada uno que a él lo amaba el santo más que a los demás.


Dedicó su vida a la difusión de las buenas lecturas

Además de este trabajo, Don Bosco se veía asediado de peticiones para que predicara; la fama de su elocuencia se había extendido enormemente a causa de los milagros y curaciones obradas por la intercesión del santo. Otra forma de actividad, que ejerció durante muchos años, fue la de escribir libros para el gusto popular, pues estaba convencido de la influencia de la lectura.

Él decía que Dios lo había enviado al mundo para educar a los jóvenes pobres y para propagar buenos libros, los cuales, además eran sumamente sencillos y fáciles de entender. "Propagad buenos libros --decía Don Bosco-- sólo en el cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura". Unas veces se trataba de una obra de apologética, otras de un libro de historia, de educación o bien de una serie de lecturas católicas. Este trabajo le robaba gran parte de la noche y al fin, tuvo que abandonarlo, porque sus ojos empezaron a debilitarse.


En búsqueda de colaboradores

El mayor problema de Don Bosco, durante largo tiempo, fue el de encontrar colaboradores. Muchos jóvenes sacerdotes entusiastas, ofrecían sus servicios, pero acababan por cansarse, ya fuese porque no lograban dominar los métodos impuestos por Don Bosco, o porque carecían de su paciencia para sobrellevar las travesuras de aquel tropel de chicos mal educados y frecuentemente viciosos, o porque perdían la cabeza al ver que el santo se lanzaba a la construcción de escuelas y talleres, sin contar con un céntimo.

Aun hubo algunos que llevaron a mal que Don Bosco no convirtiera el oratorio en un club político para propagar la causa de "La Joven Italia". En 1850, no quedaba a Don Bosco más que un colaborador y esto le decidió a preparar, por sí mismo, a sus futuros colaboradores. Así fue como Santo Domingo Savio ingresó en el oratorio, en 1854.


Nace la gran familia Salesiana

Por otra parte, Don Bosco había acariciado siempre la idea, más o menos vaga, de fundar una congregación religiosa. Después de algunos descalabros, consiguió por fin formar un pequeño núcleo. "En la noche del 26 de enero de 1854 --escribe uno de los testigos-- nos reunimos en el cuarto de Don Bosco. Se hallaban ahí además, Cagliero, Rocchetti, Artiglia y Rua. Llegamos a la conclusión de que, con la ayuda de Dios, íbamos a entrar en un período de trabajos prácticos de caridad para ayudar a nuestros prójimos.

Al fin de ese período, estaríamos en libertad de ligarnos con una promesa, que más tarde podría transformarse en voto. Desde aquella noche recibieron el nombre de Salesianos todos los que se consagraron a tal forma de apostolado. Naturalmente, el nombre provenía del gran obispo de Ginebra, San Francisco de Sales (el "Santo de la amabilidad"). El momento no parecía muy oportuno para fundar una nueva congregación, pues el Piamonte no había sido nunca más anticlerical que entonces.

Los jesuitas y las Damas del Sagrado Corazón habían sido expulsados; muchos conventos habían sido suprimidos y, cada día, se publicaban nuevas leyes que coartaban los derechos de las órdenes religiosas. Sin embargo, fue el ministro Rattazzi, uno de los que más parte había tenido en la legislación, quien urgió un día a Don Bosco a fundar una congregación para perpetuar su trabajo y le prometió su apoyo ante el rey".

En diciembre de 1859, Don Bosco y sus veintidos compañeros decidieron finalmente organizar la congregación, cuyas reglas habían sido aprobadas por Pío IX. Pero la aprobación definitiva no llegó sino hasta quince años después, junto con el permiso de ordenación para los candidatos del momento. La nueva congregación creció rápidamente: en 1863 había treinta y nueve salesianos; a la muerte del fundador, eran ya 768, y en la actualidad se cuentan por millares: Diecisiete mil en 105 países, con 1,300 colegios y 300 parroquias, y se hallan establecidos en todo el mundo.

Don Bosco realizó uno de sus sueños al enviar sus primeros misioneros a la Patagonia. Poco a poco, los Salesianos se extendieron por toda la América del Sur. Cuando San Juan Bosco murió, la congregación tenía veintiséis casas en el Nuevo Mundo y treinta y ocho en Europa. Las instituciones salesianas en la actualidad comprenden escuelas de primera y segunda enseñanza, seminarios, escuelas para adultos, escuelas técnicas y de agricultura, talleres de imprenta y librería, hospitales, etc., sin omitir las misiones extranjeras y el trabajo pastoral.

El siguiente paso de Don Bosco fue la fundación de una congregación femenina, encargada de hacer por las niñas lo que los Salesianos hacían por los niños. La congregación quedó inaugurada en 1872, con la toma de hábito de veintisiete jóvenes, entre ellas, Santa María Dominga Mazzarello, que fue la cofundadora, a las que el santo llamó Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos (o Hijas de María Auxiliadora). La nueva comunidad se desarrolló casi tan rápidamente como la anterior y emprendió, además de otras actividades, la creación de escuelas de primera enseñanza en Italia, Brasil, Argentina y otros países. "Hoy en día son dieciséis mil, en setenta y cinco países".

Para completar su obra, Don Bosco organizó a sus numerosos colaboradores del exterior en una especie de tercera orden, a la que dio el título de Colaboradores Salesianos. Se trataba de hombres y mujeres de todas las clases sociales, que se obligaban a ayudar en alguna forma a los educadores salesianos.


Nuestro Señor le inspiró un sabio método de enseñanza
El sueño o visión que tuvo Don Bosco en su juventud marcó toda su actividad posterior con los niños. Todo el mundo sabe que para trabajar con los niños, hay que amarlos; pero lo importante es que ese amor se manifieste en forma comprensible para ellos. Ahora bien, en el caso de Don Bosco, el amor era evidente, y fue ese amor el que le ayudó a formar sus ideas sobre el castigo, en una época en que nadie ponía en tela de juicio las más burdas supersticiones acerca de ese punto.

Los métodos de Don Bosco consistían en desarrollar el sentido de responsabilidad, en suprimir las ocasiones de desobediencia, en saber apreciar los esfuerzos de los chicos, y en una gran amistad. En 1877 escribía: "No recuerdo haber empleado nunca un castigo propiamente dicho. Por la gracia de Dios, siempre he podido conseguir que los niños observen no sólo las reglas, sino aun mis menores deseos". Pero a esta cualidad se unía la perfecta conciencia del daño que puede hacer a los niños un amor demasiado indulgente, y así lo repetía constantemente Don Bosco a los padres.

Una de las imágenes más agradables que suscita el nombre de Don Bosco es la de sus excursiones domingueras al bosque, con una parvada de rapazuelos. El santo celebraba la misa en alguna iglesita de pueblo, comía y jugaba con los chicos en el campo, les daba una clase de catecismo, y todo terminaba al atardecer, con el canto de las vísperas, pues Don Bosco creía firmemente en los benéficos efectos de la buena música.


La construcción de iglesias

El relato de la vida de Don Bosco quedaría trunco, si no hiciéramos mención de su obra de constructor de iglesias. La primera que erigió era pequeña y resultó pronto insuficiente para la congregación. El santo emprendió entonces la construcción de otra mucho más grande, que quedó terminada en 1868. A ésta siguió una gran basílica en uno de los barrios pobres de Turín, consagrada a San Juan Evangelista.

El esfuerzo para reunir los fondos necesarios había sido inmenso; al terminar la basílica, el santo no tenía un céntimo y estaba muy fatigado, pero su trabajo no había acabado todavía. Durante los últimos años del pontificado de Pío IX, se había creado el proyecto de construir una iglesia del Sagrado Corazón en Roma, y el Papa había dado el dinero necesario para comprar el terreno. El sucesor de Pío IX se interesaba en la obra tanto como su predecesor, pero parecía imposible reunir los fondos para la construcción.

"Es una pena que no podamos avanzar" --dijo el Papa al terminar un consistorio--. "La gloria de Dios, el honor de la Santa Sede y el bien espiritual de muchos fieles están comprometidos en la empresa. Y no veo cómo podríamos llevarla adelante"

--"Yo puedo sugerir una manera de hacerlo" --dijo el cardenal Alimonda.
--"¿Cuál? --preguntó el Papa.
--"Confiar el asunto a Don Bosco".
–"¿Y Don Bosco estaría dispuesto a aceptar?"
–"Yo le conozco bien" --replicó el cardenal--; "la simple manifestación del deseo de Vuestra Santidad será una orden para él".

La tarea fue propuesta a Don Bosco, quien la aceptó al punto.

Cuando ya no pudo obtener más fondos en Italia, se trasladó a Francia, el país en que había nacido la devoción al Sagrado Corazón. Las gentes le aclamaban en todas partes por su santidad y sus milagros y el dinero le llovía. El porvenir de la construcción de la nueva iglesia estaba ya asegurado; pero cuando se aproximaba la fecha de la consagración, Don Bosco repetía que, si se retardaba demasiado, no estaría en vida para asistir a ella. La consagración de la iglesia tuvo lugar el 14 de mayo de 1887, y San Juan Bosco celebró ahí la misa, poco después.


Muerte de Don Bosco

Pero sus días tocaban a su fin. Dos años antes, los médicos habían declarado que el santo estaba completamente agotado y que la única solución era el descanso; pero el reposo era desconocido para Don Bosco. A fines de 1887, sus fuerzas empezaron a decaer rápidamente; la muerte sobrevino el 31 de enero de 1888, cuando apenas comenzaba el día, de suerte que algunos autores escriben, sin razón, que Don Bosco murió al día siguiente de la fiesta de San Francisco de Sales.

Su cuerpo permanece incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, Italia.


Sus últimas recomendaciones fueron: "Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el Paraíso".

Cuarenta mil personas desfilaron ante su cadáver en la iglesia, y sus funerales fueron una especie de marcha triunfal, porque toda la ciudad de Turín salió a la calle durante tres días a honrar a Don Bosco por última vez.

Fueron tantos los milagros conseguidos al encomendarse a Don Bosco, que el Sumo Pontífice lo canonizó cuando apenas habían pasado cuarenta y seis años de su muerte (en 1934) y lo declaró Patrono de los que difunden buenas lecturas y "Padre y maestro de la juventud".

Fuente Bibliográfica: "Vidas de los Santos de Butler", tomo I, excepto algunas adaptaciones hechas por las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María, y partes que van en letra itálica, procedentes de: "Vidas de Santos (1)" y "Autobiografía de San Juan Bosco", del Padre Eliécer Sálesman, Apostolado Bíblico Católico.

domingo, 29 de enero de 2023

30 DE ENERO SANTA JACINTA MARISCOTTI VIRGEN

 SANTA JACINTA MARISCOTTI


VIRGEN





Terciaria Franciscana


En la ciudad de Viterbo, en el Lacio (hoy Italia), santa Jacinta Mariscotti, virgen, de la Tercera Orden Regular de San Francisco, la cual, después de perder quince años entregada a vanos deleites, abrazó con ardor la conversión y promovió confraternidades para consolar a los ancianos, fomentando el culto a la Eucaristía (1640).

Etimología; Jacinta = Aquella que es bella como la flor del jacinto, es de origen griego,

Fecha de canonización: 24 de mayo de 1807 por el Papa Pío VII.

Puede ser un ejemplo para las niñas-bien. Bueno, es un ejemplo para todos, pero dado que su vida pasó por unas situaciones peculiares de quienes proceden de buena cuna, tienen bienes materiales abundantes y hasta pueden predecir un futuro lleno de posibilidades que mucha gente llama ´idealesª..., pues por eso escribí lo que escribí. Sobre todo, cuando esas previsiones de futuro probables se convierten en sólo futuribles por las disposiciones de la Divina Providencia. Y si no, conozcamos algo de su vida.

Nació cerca de Viterbo, en Vignatello, en el año 1585 del matrimonio formado por Marcantonio Mariscotti y Octavia Orsini, condesa de Vignatallo. Top en la sociedad del tiempo. De sus hermanos hay algo que decir también. Ginebra, que se llamó luego Inocencia, vivió y murió santamente como Terciaria Franciscana de San Bernardino. Hortensia, joven virtuosa que casó con el marqués de Podio Catino, Paolo Capizucchi. Sforza se casó con Vittoria Ruspoli y heredó el título de la familia de los Mariscotti. Galeazo trabajó y murió en la Curia romana.

Se llamó Clarix como nombre bautismal. Sus padres quisieron darle la mejor educación y pensaron que el camino óptimo era ponerla junto a sor Inocencia, su hermana, para que creciera al calor de los buenos ejemplos y virtudes del monasterio. Su intención fue más buena que acertada. Todo lo de fuera le ilusiona, le atrae, le embelesa y encanta más que el aire religioso de dentro. Abandona el monasterio y como conoce su hermosura y la prosapia de su familia, se hace vanidosa, presumida y coqueta. Más, cuando su hermana encontró su buen partido y, enamorada, contrajo matrimonio; ahora se vuelve tan ligera, mundana y extraviada que está a las puertas de su definitiva ruina espiritual. 

El único camino viable es entrar de la peor gana en el monasterio; y, más por despecho que por vocación, toma el hábito de Terciaria franciscana con el nombre de Jacinta. Tiene veinte años.

Por diez años, que son bastantes, lleva en el convento una vida mundana. Su celda parece un bazar por los lujosos adornos; la piedad en ella es tibieza; la mortificación prescrita, un tedio; hasta recibe las amonestaciones con desprecio.


Pero con treinta años llega la hora de Dios y surge potente la casta noble y cristiana que lleva dentro. Una enfermedad grave la espabila del sueño. Una confesión general es el comienzo. Se suceden los actos de petición de perdón, de arrepentimiento, está horrorizada por el mal ejemplo... suenan las disciplinas en público, da besos en los pies de sus hermanas, obediencia rendida, aceptación de los sufrimientos. La conversa aparece en público alguna vez como animal, con la soga al cuello. Aunque claramente se tiene por la mujer más pecadora la nombran vicesuperiora y maestra de novicias pero ha de vencer su repugnancia a intentar educar a otras que son mejores. Ahora tiene su contento en la oración, es devota del Arcángel san Miguel, ama sin cansancio la contemplación de la Pasión de Jesucristo, la Misa le da lágrimas, las imágenes de la Virgen son su refugio. Le causan pena las almas que pasan por el extravío del pecado y por su recuperación para Dios funda dos cofradías: La Compagnia dei Sacconi para la atención material de los enfermos y ayudarlos a bien morir y La Congregación de los Oblatos de María para avivar la piedad, hacer obras de caridad y fomentar el apostolado de los seglares. Aquí ya quiso recompensar Dios a su sierva enamorada con dones extraordinarios como el de profecía, milagros, penetra los corazones, es instrumento de conversión y el éxtasis es frecuente en ella ... Así hasta que murió el año 1640, cuando tenía cincuenta y cinco.

sábado, 28 de enero de 2023

29 DE ENERO SAN SULPICIO SEVERO OBISPO

 SAN SULPICIO SEVERO


OBISPO




PALABRA DE DIOS DIARIA

En la ciudad de Bourges, en Aquitania (hoy Francia), san Sulpicio Severo, obispo, de familia de senadores de las Galias, de quien san Gregorio de Tours ensalza su sabiduría, su ministerio pastoral y su empeño en restaurar la disciplina (591).

Etimología: Sulvicio = caritativo. Viene de la lengua latina.

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

Sulpicio sufrió una gran transformación para mejor a lo largo de su vida. Llegada la edad normal, contrajo matrimonio con una joven de su ciudad, Agen (Lot- et –Garona), Francia hacia el año 553.

Las cosas no le iban mal pero no se sentía completamente en la felicidad en la que tanto soñaba y para la cual le llamaba Dios.

Era un buen abogado. Ganaba su buen dinero ya en aquel lejano tiempo. Pero no dejaba de pensar en el camino para escalar la perfección que sentía muy adentro.

Por eso, cuando menos se lo esperaba, habló con su mujer acerca de sus planes.

Todo el mundo, al enterarse, lo tomaron por loco. Sin embargo, su suegra – menos mal – fue la única que lo entendió muy bien.

No solamente aprobó su decisión, sino que incluso le hizo ofertas de tierras al lado de la bellísima ciudad medieval de Carcasona.

Le convenía mucho para su nueva vida y vocación.

Sulpicio se pasó en ese lugar todo el resto de su larga vida, rezando, haciendo penitencia y escribiendo muchos libros, basados en los estudios que iba haciendo de san Paulino de Nola, san Jerónimo y otros personajes célebres de tiempos anteriores.

De sus muchas obras tan sólo se conserva la biografía que escribió de su maestro y buen amigo san Martín.

Es el único documento que existe acerca del que llevó a Francia a la conversión.

Desde entonces, todos los que se dedicaban a escribir hagiografías lo imitaron de tal forma que parecían suyas.

San Gregorio de Tours, quien nos da el dato de su nombramiento a la sede de Tours (584) en vez de otros candidatos simoníacos, habla de San Sulpicio con gran respeto y nos dice que convocó un concilio provincial en Auvernia. El santo tomó también parte en el Concilio de Maçon, en 585.


No se sabe exactamente la edad que tenía cuando murió. Lo más probable, según sus hagiógrafos, es que debería rondar los 50 o los 80.

viernes, 27 de enero de 2023

28 DE ENERO SANTO TOMÁS DE AQUINO PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA.

 


SANTO TOMÁS DE AQUINO PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA.


Palabra de Dios diaria.

Memoria de santo Tomás de Aquino, presbítero de la Orden de Predicadores y doctor de la Iglesia, que, dotado de gran inteligencia, con sus discursos y escritos comunicó a los demás una extraordinaria sabiduría. Llamado a participar en el Concilio Ecuménico II de Lyon por el papa beato Gregorio X, falleció durante el viaje en el monasterio de Fossanova, en el Lacio, el día siete de marzo, y muchos años después, en este día, sus restos fueron trasladados a Toulouse, en Francia (1274).

Fecha de canonización: 18 de julio de 1323 por el Papa Juan XXII

Nació hacia el año 1225, de la familia de los condes de Aquino. Estudió primero en el monasterio de Montecassino, luego en Nápoles.

A los 18 años, contra la voluntad del padre y hasta perseguido por los hermanos que querían secuestrarlo, ingresó en la Orden de Predicadores, y completó su formación en Colonia donde tuvo por Maestro a San Alberto Magno, y después en París. Mientras estudiaba en esta ciudad se convirtió de estudiante en profesor de filosofía y teología. Después enseñó en Orvieto, Roma y Nápoles.

Suave y silencioso (en París lo apodaron "el buey mudo"), gordo, contemplativo y devoto, respetuoso de todos y por todos amado, Tomás era ante todo un intelectual. Continuamente dedicado a los estudios hasta el punto de perder fácilmente la noción del tiempo y del lugar: durante una travesía por el mar, ni siquiera se dio cuenta de la terrible borrasca y el fuerte movimiento de la nave por el choque de las olas, tan embebido estaba en la lectura. Pero no eran lecturas estériles ni fin en sí mismas. Su lema, "contemplata aliis tradere", o sea, hacer partícipes a los demás de lo que él reflexionaba, se convirtió en una mole de libros que es algo prodigioso, más si se tiene en cuenta que murió a los 48 años.

En efecto, murió en la madrugada del 7 de marzo de 1274, en el monasterio cisterciense de Fossanova, mientras se dirigía al concilio de Lyon, convocado por el B. Gregorio X. Su obra más famosa es la Summa theologiae, de estilo sencillo y preciso, de una claridad cristiana, con una capacidad extraordinaria de síntesis. Cuando Juan XXII lo canonizó, en 1323, y algunos objetaban que Tomás no había realizado grandes prodigios ni en vida ni después de muerto, el Papa contestó con una famosa frase: "Cuantas proposiciones teológicas escribió, tantos milagros realizó".

El primado de la inteligencia, la clave de toda la obra teológica y filosófica del Doctor Angélico (como se lo llamó después del siglo XV), no era un intelectualismo abstracto, fin en sí mismo. La inteligencia estaba condicionada por el amor y condicionaba al amor. "Luz intelectual llena de amor - amor de lo verdadero pleno de alegría" -cantó Dante, que tradujo en poesía el concepto tomístico de inteligencia - bienaventuranza.

El pensamiento de Santo Tomás ha sido durante siglos la base de los estudios filosóficos y teológicos de los seminaristas, y gracias a León XIII y a Jacques Maritain ha vuelto a florecer en nuestros tiempos. Y tal vez particularmente actuales, más que las grandes Summae, son precisamente los Opúsculos teológico -pastorales y los Opúsculos espirituales.

FUENTE CATHOLIC.NET

jueves, 26 de enero de 2023

27 DE ENERO SANTA ÁNGELA DE MERICI RELIGIOSA FUNDADORA

 SANTA ÁNGELA DE MERICI


RELIGIOSA FUNDADORA






Nació en 1474 en Italia y fundó la primera comunidad religiosa femenina para educar a niñas. Quedó huérfana cuando aún era muy niña, se hizo Terciaria Franciscana y fundó la Comunidad de Hermanas Ursulinas en 1535, que se extendió por muchas partes. Fue considerada una gran líder de mujeres y la canonizaron en 1807.

Ángela de Mérici nació en Desenzano, región de Venecia (Italia), hacia el año 1470. Tomó el hábito de la tercera Orden franciscana y reunió a un grupo de jóvenes, a las que instruyó en la práctica de la caridad; tuvo de la vida religiosa una idea muy provocadora para su tiempo. En el periodo del renacimiento, marcado por el lujo, la prosperidad económica y el florecimiento artístico, surgieron numerosas voces que reclamaban la reforma de las costumbres. Entre ellas, se levantó también la voz de una mujer que, aparentemente sin formación, ofrecía una contribución positiva, iluminada por la práctica de los consejos evangélicos.

Había nacido en una familia de campesinos y a los quince años, después de la muerte de los padres, se aventuró a largas peregrinaciones, llegando hasta Tierra Santa, aunque sólo pudo admirarla con los ojos de la fe, porque una misteriosa ceguedad la atacó precisamente durante su estancia en Palestina. En compensación Dios quiso revelarle la alta misión a la que la tenia destinada: ella vio una visión en la que una larga escalera, apoyada en la tierra, desaparecía en el cielo. La escalera estaba llena de una multitud de jóvenes. Comprendió que su vocación era la de la asistencia espiritual y material de las jóvenes. En ese tiempo la escuela era sólo para las familias distinguidas y reservada también a los hombres, que se preparaban para la carrera diplomática o militar.

Angela de Mérici tuvo, pues, una tarea vasta y revolucionaria, y para dar continuidad a su iniciativa fundó en Brescia una sociedad de mujeres, bajo la advocación de Santa Úrsula, dedicadas a la formación cristiana de las niñas pobres. Angela de Mérici murió en Brescia el 27 de enero de 1540 y fue canonizada en 1807. 


Antes se celebraba su fiesta el 31 de mayo; después, desde 1955, el 10 de junio para dejar el puesto a la festividad de María Reina; y ahora se la recuerda el día de su muerte.

miércoles, 25 de enero de 2023

26 DE ENERO SAN TIMOTEO Y SAN TITO OBISPOS

 SAN TIMOTEO Y SAN TITO


OBISPOS






Discípulos de San Pablo


Memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).

Etimología: Timoteo = Aquel que siente amor o adoración a Dios, es de origen griego.

Tito = Aquel que es protegido y honrado, es de origen latino.

San Pablo nombró obispos a Timoteo y Tito, sus discípulos y colaboradores.

Los Santos Timoteo y Tito vivieron en la órbita del grande apóstol de las Gentes, y el nuevo calendario los coloca después de la fiesta de la “conversión” de San Pablo.

Timoteo es la imagen del discípulo ejemplar: obediente, discreto, eficaz, valiente. Por estas cualidades Pablo quiso que fuera su compañero de apostolado, en vez de Juan Marcos, durante el segundo viaje misionero en el año 50.

Había nacido en Listra, en donde Pablo lo encontró durante el primer viaje, y fue de los primeros convertidos al Evangelio; había sido educado en la religión hebrea por la abuela Loida y por la madre Eunice. Desde su encuentro con Pablo, siguió su itinerario apostólico; lo acompaña a Filipos y a Tesalónica. 

Después los encontramos juntos en Atenas, en Corinto, en Éfeso y finalmente en Roma durante el primer cautiverio de Pablo. Fue un infatigable “viajero enviado” por el apóstol de las Gentes, y mantuvo los contactos entre Pablo y las jóvenes comunidades cristianas fundadas por él.

A menudo le llevaba las cartas y le daba noticias respecto de las mismas comunidades. Entre el 63 y el 66, cuando recibió la primera carta que le envió Pablo, Timoteo era el jefe de la Iglesia de Éfeso. Desde Roma Pablo le escribió una segunda carta, invitándolo a visitarlo antes del invierno. Es conmovedora la petición del anciano apóstol al “hijo” Timoteo, para que le llevara el abrigo que había dejado en Tróade, pues le servía para el frío en la cárcel de Roma. Timoteo estuvo presente en el martirio de Pablo; después regresó definitivamente a la sede de Éfeso, en donde, según una antigua tradición, murió mártir en el año 97.

El segundo fiel colaborador de Pablo fue San Tito, de origen pagano. Convertido y bautizado por el mismo apóstol, que lo llama “hijo mío”, se encuentra en compañía de Pablo en Jerusalén, en el año 49. Hizo con él el tercer viaje misionero y fue Tito quien llevó la “carta de las lágrimas” de Pablo a los fieles de Corinto, entre los cuales restableció la armonía y organizó la colecta para los pobres de Jerusalén.

Después del cautiverio de Roma, Pablo, de paso por Creta, dejó ahí a Tito con la misión de organizar la primera comunidad cristiana. Aquí recibió la carta de Pablo. Es un documento muy importante, porque nos informa sobre la vida interna de la Iglesia apostólica. Después Tito fue a Roma donde su Maestro, que lo mandó probablemente a evangelizar a Dalmacia, en donde todavía hoy está muy difundido su culto. Una antigua tradición, históricamente no confirmada, dice que Tito murió en Creta, de edad muy avanzada.